Connan Mockasin es ese charco de barro para rebozar el melodrama, la obsesión y lo singular. Pero, también, es ese lugar para el desasosiego puntual que visitan aquellos a los que –generalmente– les gusta deprimirse con la clásica sucesión de acordes menores. De lo que no hay duda es de la autenticidad de este artista cuya sensibilidad feísta es como un cristal de múltiples caras en el que a veces logramos ver a través de la lente y, otras, nos devuelve nuestro propio reflejo. El neozelandés ha sido capaz de facturar un R&B surrealista que muestra a un galán tan destartalado como intenso; tan capaz de morder el lóbulo de una oreja de manera sexy como de lamerla intensamente. Las medias tintas no existen en el universo Mockasin: ese lugar lleno de flanger en el que se le dedica el mismo protagonismo al mensaje que a la melodía.
Connan Mockasin es ese charco de barro para rebozar el melodrama, la obsesión y lo singular. Pero, también, es ese lugar para el desasosiego puntual que visitan aquellos a los que –generalmente– les gusta deprimirse con la clásica sucesión de acordes menores. De lo que no hay duda es de la autenticidad de este artista cuya sensibilidad feísta es como un cristal de múltiples caras en el que a veces logramos ver a través de la lente y, otras, nos devuelve nuestro propio reflejo.
ResponderEliminarEl neozelandés ha sido capaz de facturar un R&B surrealista que muestra a un galán tan destartalado como intenso; tan capaz de morder el lóbulo de una oreja de manera sexy como de lamerla intensamente. Las medias tintas no existen en el universo Mockasin: ese lugar lleno de flanger en el que se le dedica el mismo protagonismo al mensaje que a la melodía.